A principios de agosto, el Departamento de Estado publicó sus Informes Anuales por País sobre Prácticas de Derechos Humanos. Éstos ofrecen un análisis de la situación de derechos humanos, país por país, sobre el año anterior. Dichos informes suelen revelar compromisos políticos; sin embargo, a diferencia de años anteriores, el departamento, bajo la dirección del Secretario de Estado Marco Rubio, ha distorsionado drásticamente el historial de derechos humanos de gobiernos abusivos con los que Estados Unidos ha generado intereses creados, incluyendo El Salvador, Israel y Rusia.
Al hacerlo, el Departamento de Estado le está mintiendo a la comunidad internacional.
Actúo como perito sobre las condiciones actuales en El Salvador ante tribunales de inmigración estadounidenses por solicitudes de asilo o protección bajo la Convención contra la Tortura. Por tanto, declaro bajo juramento que expreso la verdad, tanto en mis informes escritos así como oralmente cuando soy llamada a declarar.
Este juramento no difiere al que prestan los diplomáticos estadounidenses que elaboran estos informes por país. Su labor se considera apolítica e imparcial.La alianza entre el presidente Trump y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha recibido amplia cobertura en los medios. La venta y disposición de espacio en las cárceles por parte de El Salvador para permitir la expulsión de migrantes en EEUU es un motivo claro para que el Departamento de Estado sostenga que no se cometen abusos contra los derechos humanos en las cárceles salvadoreñas. No obstante, esto contradice directamente los informes de organizaciones de derechos humanos que refutan muchas de las afirmaciones en los reportes del departamento.Con él objetivo de determinar la capacidad del Estado Salvadoreño para proteger a la población de diversas formas de violencia, recurro a mi formación y técnicas de investigación en ciencias sociales. Examino a detalles los informes de organizaciones de derechos humanos con sedes tanto en El Salvador como a nivel internacional. Analizo artículos de medios de comunicación independientes y estatales, y recurro a literatura académica arbitrada sobre temas relevantes. Me apoyo en casi dos décadas de relaciones con el país, respaldadas por años de amplio trabajo de campo en él país, incluyendo, tan recientemente como en 2024, cuando documenté una serie de alarmantes abusos contra los derechos humanos ocurriendo allí. Yo, como otros expertos en derechos humanos, leo los Informes de Derechos Humanos del Departamento de Estado y los he citado durante muchos años como parte de mis evaluaciones sobre la vulnerabilidad de determinados grupos sociales. Por ejemplo, el informe sobre El Salvador de 2023 encontró reportes creíbles de "condiciones penitenciarias severas y potencialmente mortales", lo cual es consistente con lo que he observado.
En resumen, corroboro mi información sobre violaciones y protecciones de derechos humanos en El Salvador para poder evaluar con precisión y honestidad los casos en los que trabajo. Además de haber visitado recientemente el país en 2024, consulto tanto una combinación de fuentes gubernamentales y no gubernamentales para intentar determinar la verdad.
Teniendo en cuenta nueva información sobre los informes sobre las condiciones en El Salvador, me parece que ya no puedo confiar en el Departamento de Estado como fuente confiable. El informe sobre El Salvador afirma que no hay "reportes creíbles de abusos significativos de los derechos humanos" en el país.Difiero en este punto. Una larga lista de organizaciones de derechos humanos, como Cristosal, radicada en el país, Human Rights First, Human Rights Watch y Amnesty International, respaldan y evidencian mi opinión.En mi labor académica, incluyendo un artículo sobre la mega cárcel salvadoreña, CECOT, publicado el mes pasado en “Latin American Research Review”, una publicación con rigor académico, mi coautora y yo documentamos los abusos contra los derechos humanos y cómo la administración de Bukele intenta justificarlos. Disponemos de numerosas citas provenientes de fuentes creíbles que respaldan nuestras denuncias, y he dado testimonio de estas denuncias tanto en tribunales como en los medios de comunicación.
En Él Salvador, los privados de libertad son hacinados en celdas extremadamente sobrepobladas, sufren golpizas regularmente por parte del personal penitenciario y se les niega acceso a medicamentos básicos. Los internos son objeto de castigos recurrentes que incluyen restricción de alimentos y descargas eléctricas. Estos abusos sistemáticos aún no han mejorado.
Los reportes filtrados coinciden con el reciente esfuerzo de Rubio por "certificar" que El Salvador está implementando medidas para proteger el estado de derecho, una maniobra egoísta que también contradice la realidad.
Para las personas en El Salvador que sufren abusos y para quienes llegan a Estados Unidos en busca de refugio, reflejar la verdad con exactitud es vital para la justicia y el estado de derecho. Los derechos humanos están en riesgo cuando la política estadounidense no es honesta.
*Mneesha Gellman es profesora asociada de ciencias políticas en Emerson College y directora de la Iniciativa Penitenciaria en Emerson (EPI).
**Publicado originalmente en inglés en The Hill: https://thehill.com/opinion/international/5466631-the-state-department-is-lying-about-el-salvador/