Los partidos hondureños negocian una salida no violenta de elecciones que ganó la derecha
<p>Tres días después de la elección, los primeros resultados en Honduras no dan resultado presidencial, pero proyectan la derrota para Rixi Moncada de Libre. Lejos de cerrarse la contienda, fuentes políticas y diplomáticas en Honduras apuntan a una negociación en curso para evitar la violencia y conseguir la llave del Congreso.</p>
Roman Gressier Yuliana Ramazzini Sergio Arauz
Este lunes 1 de diciembre, un día después de la cuestionada y polarizada contienda electoral hondureña, ni una llanta se quemó en Tegucigalpa. Ni una tienda del centro fue saqueada, aunque el comercio grande y pequeño cercó sus vitrales con madera o metal antes del anuncio de los primeros resultados. No había manifestaciones paralizando los principales bulevares de la ciudad, a pesar de que el coordinador oficialista, el expresidente Manuel “Mel” Zelaya, las había convocado en el céntrico Bulevar Morazán por la tarde, para “defender el triunfo” de “un partido de ideales probado en las calles”. La mayoría de observadores electorales esperaban confrontaciones durante la noche electoral, una preocupación alimentada por semanas de acusaciones de fraude lanzadas entre los partidos, los antecedentes de protestas en 2013 y 2017 y la intervención dos días antes del voto del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Por la tarde y noche del domingo, altos funcionarios del Estado y del Partido Libertad y Refundación declararon que su presidenciable, Rixi Moncada, “ya ganó”, citando únicamente una supuesta encuesta a boca de urna, difundida ilegalmente en medios afines como UNE TV antes del cierre de la votación. En el Hotel Maya, los grupos solidarios e influencers celebraban mientras el canal televisivo desinformaba en pantalla grande al decir que Moncada había ganado la elección. En respuesta, los partidos de oposición publicaron por la tarde sus propias encuestas que daban la ventaja a sus candidatos. Pero para el lunes, el entusiasmo se había esfumado del Hotel Maya y de la sala de prensa vacía en la sede de Libre.
No había ganador, pero sí había —y todavía hay— una certeza: todo apunta a que Libre no tiene posibilidades de triunfo. A las 10:40 de la noche anterior, con un tercio de las actas escrutadas, el Consejo Nacional Electoral declaró casi 41 % del voto a Tito Asfura, el candidato perenne del Partido Nacional, que recibió el espaldarazo de Trump. En segundo lugar, con casi 39 puntos a su favor, estaba Salvador Nasralla, del Partido Liberal, que llegó a la vicepresidencia en 2021 en una alianza con Libre, pero se pelearon rápido y Nasralla se convirtió en opositor para esta elección. En tercero, con un lejano 20 % del voto, estaba Moncada.
En cuestión de horas, la brecha entre Asfura y Nasralla se reduciría a sólo 515 votos, con la mitad escrutada, lo que el CNE describió como un empate técnico. En la sede del Partido Nacional el domingo, dentro de una pequeña carpa repleta de correligionarios, se celebraba. “¡Se van!”, coreaban, refiriéndose a la familia Castro-Zelaya y su partido. Un hombre alto, corpulento y moreno, con gorra azul nacionalista y camisa blanca arremangada, dijo al pie de la carpa: “Mi papá trabajó para la Embajada de Estados Unidos diez años y me di cuenta de que los gringos son la mera verga”. Las palabras de apoyo de Trump alegraron los oídos de los seguidores de Asfura.
El amplio margen por el que los dos candidatos opositores se imponen ha fracturado la voz del oficialismo sobre el supuesto fraude que venían pregonando. Por la noche del lunes, en una conferencia de prensa que aplazó durante siete horas y media, Moncada no aceptó la derrota. Era de esperarse; tanto ella como el jefe del Estado Mayor Conjunto han dicho que sólo aceptarán el resultado final del 100 % de las actas escrutadas. Moncada anunció “una nueva etapa de lucha” hasta el 30 de diciembre, fecha límite para que el CNE tabule físicamente las actas y divulgue los resultados finales de las presidenciales, legislativas y municipales. Pidió el escrutinio de miles de actas de centros de votación donde dice que el sistema de huellas biométricas falló, pero no hizo acusaciones de fraude ni convocó protestas.
Mientras tanto, unas 200 personas, entre funcionarios, colectivos y simpatizantes del partido, que habían llegado a la sede para escucharla, gritaban, “¡A las calles!”, para pedir una postura más tajante de la candidata. Las misiones de observación habían reportado fallas aisladas de biométricas el domingo y ahora Libre expandía esa crítica. “¡Fraude, fraude, fraude!” corearon los colectivos. Pero Moncada no pronunció la palabra.
Otras voces del partido difirieron, algunas más severas que otras. “Por ahora los preliminares marcan una tendencia”, concedió el domingo en redes sociales Rodolfo Pastor, el hondureño-mexicano exsecretario de la Presidencia, ahora alejado del círculo de los Castro-Zelaya como candidato a regidor de San Pedro Sula. Reorientó la discusión hacia la “insólita e inédita injerencia” del presidente de Estados Unidos. “Amanecimos con resultados que conmocionan la nación y que son, al menos en parte, un reflejo de lo que dijo el presidente Trump”, opinó el lunes en la mañana en una transmisión postelectoral en inglés de Democracy Now.
“No busquemos culpables donde no los hay”, sentenció el martes por la mañana Rasel Tomé, fundador de Libre que cayó ante Moncada en las internas en marzo y denunció irregularidades en esa contienda. “Los únicos responsables de esta dolorosa derrota son quienes han tenido el honor de dirigir el partido y el Gobierno”, agregó. Olivia Zúñiga Cáceres, exdiputada de Libre y exembajadora ante Cuba, cuya madre, la reconocida ambientalista lenca Berta Cáceres, fue asesinada en 2016, sentó postura el lunes: “Con mucho respeto y serenidad asumo que los resultados electorales no nos favorecieron como Partido Libre”.
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Los partidos y organizaciones como la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA) han llevado su propio conteo preliminar. “El CNA tiene su propio sistema de verificación o procesamiento de actas. Los datos que la Comisión Nacional Anticorrupción ha procesado hasta este momento coinciden con los del Consejo Nacional Electoral en términos de similitud”, dijo a El Faro Cristian Nolasco, especialista en auditoría social del CNA, una organización de sociedad civil. “No son datos exactamente iguales, lo cual tiene sentido porque de repente los datos que ha procesado el CNA son de algunas zonas que no han sido procesadas por el momento por el CNE, porque nuestras fuentes son un poco más diversas”.
Entre la noche electoral y el día siguiente, el Consejo Nacional Electoral reportó dos fallas del sistema durante las que el sistema de Transmisión de Resultados Preliminares, o TREP, no actualizaba los resultados transmitidos digitalmente a la sede del CNE desde los centros de votación. La primera pasó en horas de madrugada, entre domingo y lunes, y la segunda a partir del lunes a mediodía.
Expertos cercanos al Consejo creen que el sistema no estaba preparado para los flujos de tráfico al sitio web que atraerían los primeros resultados del domingo. “Según la información que obtuve desde adentro del CNE para entender lo que está pasando con el TREP, el flujo de información empezó a entrar sin ningún problema el domingo, cuando se empezó a actualizar la plataforma con ese 34 % con el que salieron a dar el primer corte”, dijo a El Faro el experto en materia electoral Rafael Jerez. Explicó la primera falla así: “Después, la plataforma pública donde se estaba proyectando la información empezó a recibir una cantidad de visitas al sitio superior a la que habían previsto originalmente”.
Durante las semanas antes de la elección, los mandos de Libre insistían en que el sistema de Transmisión de Resultados Preliminares, o TREP, se vulneraría. Esto a pesar de que el mismo oficialismo, representado en el Consejo Nacional Electoral por el consejero Marlon Ochoa, había avalado meses antes los términos de operación. Ochoa ha acusado a las consejeras de la oposición de fraguar un fraude para manipular el sistema de transmisión, presentando audios de supuestas conversaciones de una de las consejeras de oposición, un militar y un diputado de oposición. Cossette López, la consejera del Partido Nacional, dice que fueron manipulados usando inteligencia artificial. Pero mientras Ochoa alentaba las acusaciones de fraude, una fuente diplomática y otra que tiene contacto con los consejeros electorales dijeron a El Faro que los tres consejeros representantes de los grandes partidos hondureños, incluyendo a Ochoa de Libre, recibían de oficio los informes sobre el buen funcionamiento del TREP y sabían que se habían abordado vulnerabilidades detectadas en un simulacro llevado a cabo el 13 de noviembre.
“Eso dicho, el TREP sólo entregó el 57 % de los resultados”, matiza una fuente diplomática. “Es mejor que en 2021, cuando fue de 50 %, pero todavía queda un poco flojo para una inversión tan grande. Pero creo que las fallas esta vez fueron por error técnico o humano, más que por una trampa política”.
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Los resultados preliminares fueron un balde de agua fría para el oficialismo. Cuando la candidata terminó su presentación sobre los problemas con el sistema biométrico y dio por cerrada la conferencia, nadie entre sus invitados en el restaurante del Hotel Maya aplaudió. La mayoría fruncía el ceño y una mujer sentada entre el grupo negaba con la cabeza.
Antes de la conferencia de Moncada, a las 8:50 de la noche, Trump avivó el discurso oficialista de un complot de la oposición contra las elecciones, auspiciado por la Casa Blanca. “Parece que Honduras está tratando de cambiar los resultados de su elección presidencial. Si lo hacen, será un infierno para ellos”, escribió Trump en Truth Social. “Es imperativo que la comisión termine de contar los votos”, agregó. “¡Debe prevalecer la democracia!”. El martes por la madrugada, en medio de la disputa por el resultado electoral, el Buró de Prisiones informó que había liberado al expresidente Juan Orlando Hernández en algún momento del lunes, cumpliendo la promesa de Trump de indultar a un viejo aliado condenado en 2024 en Nueva York por cargos de narcotráfico.
Para el martes, el oficialismo se había reagrupado, aunque los resultados preliminares no se habían movido. “Con la injerencia de Donald Trump y su perdón a JOH, el bipartidismo desesperado impone un golpe electoral contra Rixi”, escribió Mel Zelaya, coordinador de Libre, asesor presidencial y esposo de la presidenta Xiomara Castro. La campaña de Moncada la administra personalmente él, que veta las solicitudes de entrevistas de prensa y el engranaje comunicacional del partido espera y replica sus posturas en redes sociales. Agregó, “por eso recurren a la injerencia: porque no pueden ganar limpiamente”.
Pero no sólo el candidato ungido por Trump lleva la delantera en los resultados preliminares, sino también el candidato golpeado por el presidente de Estados Unidos. un viejo aliado del poder está en segunda posición. Nasralla también había cortejado su apoyo, pero Trump lo tildó de traidor de la derecha, por haberse aliado con la presidenta Xiomara Castro en 2021 para convertirse en vicepresidente. Nasralla trató de restar importancia del espaldarazo a su rival. “No es Trump quien lo dice, sino su equipo de comunicación”, respondió horas antes de la elección.
“Creo que ellos (Libre) quieren crear un escenario de salida del poder, pero sobre la base de un discurso de que fue un proceso ilegítimo, no tanto de que fue una derrota legítima en un proceso electoral”, opina Jerez. “Mientras haya dificultades desde el Consejo Nacional Electoral para asegurar que la información continúe fluyendo y que el escrutinio definitivo avance, ese tipo de denuncias va a cobrar fuerza”.
Por la mañana del martes, las tensiones dentro del CNE volvieron a dispararse cuando la consejera Cossette López denunció en su cuenta de X que colectivos de Libre se presentaron en el Hotel Plaza Juan Carlos, donde se está llevando a cabo el conteo de votos, para boicotear la conferencia de prensa que iba a anunciar la reanudación de la divulgación de resultados. Dice que fue el consejero Marlon Ochoa quien se negó a reiniciar el proceso y quien organizó a los colectivos y a algunos miembros de su despacho.
Ricardo Salgado, secretario de Planificación Estratégica de la Presidencia y una de las voces más conflictivas del Gobierno, subió el tono: “Vamos a vencer el Golpe Electoral”, escribió. “Esta mujer debe estar presa por crimen de lesa patria”, agregó junto con una foto de López. “Los que le dan cobertura con tanto afán también deberían responder como cómplice del Golpe Electoral” (sic).
Una negociación no tan secreta
Más que la Presidencia, que por ley puede llegar a anunciarse dentro de un mes y tras un largo y conflictivo escrutinio, lo que está en juego para los tres partidos es la nueva correlación de fuerzas en el Congreso Nacional, un candado político decisivo, pero con menos brillo para sus conferencias de prensa mientras aún conservan la atención de los medios y observadores internacionales esta semana. Mientras las élites políticas de Honduras niegan públicamente que estén negociando acuerdos electorales, al margen del resultado oficial, se acusan entre sí de hacerlo a puertas cerradas.
El lunes por la tarde, mientras se proyectaba la mayor cantidad de diputaciones para el Partido Nacional y Libre aplazaba su conferencia de prensa y su convocatoria a las calles, la tercera fuerza, el Partido Liberal, publicó una imagen de Tito Asfura y Mel Zelaya: “¿Por qué están reunidos Tito y Mel? ¿Qué están negociando? ¡Respeten la voluntad del pueblo!”
Mientras tanto, en la zona hotelera de Tegucigalpa, donde se concentran la cooperación internacional y las instituciones políticas, llegaron Asfura y Nasralla a las oficinas de la influyente asociación empresarial COHEP, que también forma parte de la observación electoral nacional. Sus reuniones fueron con la Red de Equidad Democrática, para presentar a los candidatos un informe de validación de resultados, confirmó Gustavo Solórzano, miembro del Consorcio Electoral y presidente del Colegio de Abogados de Honduras. El Faro preguntó si COHEP había negociado con los candidatos. “COHEP no negocia con nadie, ni los candidatos están para negociar nada, sino para respetar la voluntad del pueblo por medio de las elecciones. Así que descarto totalmente la palabra negociación”, dijo. Rixi Moncada no se reunió con la Red, según Solórzano, porque “creo que no se le convocó; a ella siempre se le llama y casi nunca contesta mensajes”.
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Asfura salió de COHEP a las cuatro de la tarde y se retiró rápido sin responder ninguna pregunta. Nasralla llegó una hora después. A la espera de los resultados, El Faro preguntó a Nasralla qué negociaciones para la gobernabilidad estaba sosteniendo dentro del Partido Liberal, históricamente una segunda fuerza bisagra que le prestó la fórmula presidencial, con quien mantiene un balance tenso. “No hemos hecho ninguna negociación; estamos esperando el resultado final del conteo del Consejo Nacional Electoral”, contestó en el pasillo. De inmediato, matizó: “No he tenido una reunión con absolutamente nadie de otros partidos, solo de nuestro partido”.
El Faro escribió mensajes y llamó a Manuel Zelaya y a Enrique Reina, excanciller y compañero de fórmula de Moncada. Para el Partido Nacional, escribió un mensaje a María Antonieta Mejía, designada presidencial del círculo cercano de Tito Asfura. A cada uno se le preguntó el lunes por la tarde qué negociaciones llevaba su partido con sus contrincantes para la gobernabilidad del país. Ninguno contestó.
En el Hotel Maya, minutos antes de encontrar a Nasralla en la sede de los empresarios, El Faro también presenció la salida de un mando de Libre y miembro del Gabinete de Xiomara Castro, el vicecanciller de Política Exterior Gerardo Torres, de un piso aislado del hotel que albergaba el centro de operaciones y logística del Partido Liberal, donde Nasralla también despachaba entre domingo y lunes. Torres llegó con un grupo de acompañantes. En ese mismo piso, un día antes, unas 200 personas del Partido Liberal llegaron a ese auditorio a esperar las palabras de Nasralla y un resultado claro a su favor.
El Faro pudo conversar con tres diplomáticos acreditados en Honduras, de distinto rango y con distintos accesos. También habló con un observador electoral y dos diputados opositores y uno de Libre. Estas fuentes concluyen que hay negociaciones sobre las alianzas en el Congreso en marcha en distintos niveles, desde las dirigencias formales de los partidos hasta liderazgos extraoficiales en el caso de los empresarios. Para Libre, esto significa preservar influencia a pesar de los resultados preliminares desfavorables. “Si Libre no negocia, les queda el exilio o ir presos”, comentó un diputado opositor a Libre que conoce el escenario político y que dice tener certeza de que hay negociaciones promovidas por varios niveles de la dirigencia del partido.
Este diputado y los tres diplomáticos tenían claro que habría negociaciones para evitar disturbios o una ruptura como la ocurrida en 2009, cuando Zelaya sufrió un golpe de Estado. Lo que no está claro es qué se está negociando ni cuál será la alianza ganadora. “Libre debe buscar a los dos, es el que más pierde”, contó un alto funcionario de una embajada. Las alianzas más probables son las de Libre con uno de los ganadores, pero eso puede demorar un mes en resolverse. Hasta este lunes, negociar todavía era mala palabra en la escena pública hondureña.
El partido con más poder en este momento es el Partido Nacional, no sólo porque tiene el apoyo de Trump, sino porque tiene proyectada la bancada mayoritaria, que puede llegar a los 50 votos. Si esto es así, y Libre logra asegurarse más de 30, es posible una alianza. El Partido Liberal, segundo en votos legislativos, sólo podría lograr los 86 votos que requieren la mayoría calificada de votaciones hondureñas por acuerdo con su principal contrincante, el Partido Nacional. Sin tender ese puente, los liberales podrían solo conseguir mayoría simple, de alrededor de 65 votos, en una posible alianza con el partido que fue su aliado, Libre.
No está claro el impacto que tendrá la salida de la cárcel de Juan Orlando Hernández, si volverá a Honduras, ni si llegará este mes, que debería terminar con un presidente electo. Pero queda la ironía de que Xiomara Castro llegó a la presidencia en 2021 junto con Nasralla, que compensaron sus diferencias ideológicas con un pacto para sacar a Hernández y al Partido Nacional del poder. El CNE parece lejos de declarar al ganador presidencial, pero son Hernández y Trump quienes parecen salir ganadores.
Por ley, el CNE tiene hasta 30 días para dar resultados finales, hasta el 30 diciembre. Si persiste la estridencia pública y los intentos de una salida negociada no cuajan, el escenario de una escalada en las calles es probable. Ya pasó en 2017, con un margen más amplio, cuando JOH se declaró ganador sobre Nasralla con estrecho margen de 1.53 %. En medio de aquel fraude electoral, el Gobierno de Hernández instauró un toque de queda nacional por diez días, mientras policías y militares reprimieron las protestas, dejando un saldo de 34 muertos y aproximadamente 1,500 detenidos.
