Todos esos criminales

<p>Nos imaginamos esta publicación de portada por primera vez hace unos dos años. Cuando Estados Unidos, en febrero de 2023, publicó la segunda acusación contra 13 líderes de la Mara Salvatrucha-13, y con ello sumó en el caso a 27 mareros. Supimos entonces que ese juicio futuro que vendría no sería solo contra esos criminales que surgieron de la miseria, sino que en ese proceso se desvelarían algunos secretos de otros criminales, mucho menos evidentes en su plástica, de esos que suelen presentarse con sacos y corbatas atrás de podios para hacer anuncios nacionales.</p>

Óscar Martínez

Nos imaginamos esta publicación de portada por primera vez hace unos dos años. Cuando Estados Unidos, en febrero de 2023, publicó la segunda acusación contra 13 líderes de la Mara Salvatrucha-13, y con ello sumó en el caso a 27 mareros. Supimos entonces que ese juicio futuro que vendría no sería solo contra esos criminales que surgieron de la miseria, sino que en ese proceso se desvelarían algunos secretos de otros criminales, mucho menos evidentes en su plástica, de esos que suelen presentarse con sacos y corbatas atrás de podios para hacer anuncios nacionales.

Entendimos que El Faro, que cubre la barbarie de esa pandilla desde hace más de 15 años, debía explicar a sus lectores quiénes son esos que aparecen en complejos documentos de una corte bajo sus tacas pandilleras, y que dirigieron a la organización criminal más asesina de toda la posguerra salvadoreña.

Entonces se sumaron más desvelos del equipo para intentar atajar la marea de información que se desató, porque el proceso de acusación, como suele ocurrir en los grandes juicios contra mafias latinoamericanas en Nueva York, se enredó por “motivos geopolíticos”, como la misma Fiscalía estadounidense los ha bautizado.

Rodeando la información profunda y recogida desde hace más de una década por el periodista e investigador mexicano Carlos García, el mayor experto en esa pandilla que este periódico conoce, un equipo de programadores, diseñadores, periodistas y editores, nos dimos a la tarea de construir 27 fichas, una por cada criminal acusado en Estados Unidos, para contarles quiénes son, qué hicieron, de qué los acusan, con qué políticos pactaron, en qué situación está su caso judicial en Nueva York.

Ahora, tan ojerosos como orgullosos, les presentamos un trabajo que esperamos sea esencial para quien quiera entender ese juicio, pero también a esa mafia y sus pactos criminales con gobiernos salvadoreños, incluido el de Nayib Bukele.

Estos asesinos a los que perfilamos ascendieron a la cúpula de la mayor pandilla del mundo yendo y viniendo entre Estados Unidos y El Salvador. Se convirtieron, una buena parte de ellos, en actores políticos de primer orden en un país en el que negociaron con todos los signos políticos de la posguerra: la derecha, la izquierda y Bukele; algo que desde la firma de los Acuerdos de Paz solo hizo otro grupo político de trascendencia nacional: el partido Gana, con el que Bukele llegó a la Presidencia en 2019.

Lea, lea entre líneas, y entienda, si usted es de un país como El Salvador, la trascendencia que en su vida tuvieron nombres como Diablito, Rata, Crook, Speedy, Greñas, Rojo… Sorpréndase también ante uno de los procesos judiciales más atropellados por la política transaccional de otro hombre que también fue condenado como criminal: Donald Trump.

Complementamos esta publicación con una fotogalería, compilada por nuestros fotógrafos, Víctor Peña y Carlos Barrera, que registra años de trabajo de este periódico documentando la barbarie y los acuerdos políticos que estos cabecillas mareros ejecutaron por décadas.

Pero, siguiendo la lógica de ofrecerles una revista mensual con una mirada hacia realidades distintas, también podrá encontrar en este número dos crónicas.

Nuestro subjefe de Redacción, Sergio Arauz, nos cuenta el periplo de meses de su padre por hospitales públicos y privados, desde que resbaló con el agua de una gotera hasta que agonizó durante meses en hospitales estatales. Es, sin duda, una crónica personal del amor a un padre, pero también un relato de la enorme brecha que hay entre la atención pública y privada en El Salvador, el país donde Bukele nos prometió que lo público debería ser mejor o al menos tan bueno como lo privado, y que Sergio padeció entre la rabia y la sorpresa cuando le enviaron para trasladar a su padre quebrado una moto con dos policías y una tabla.

En nuestro intento por incluir a más firmas dentro de la revista, les traemos la de un colega a quien esperamos que pueda leer varias veces en El Faro Mensual: el costarricense Álvaro Murillo, que ha publicado en diversas cabeceras de prestigio en el mundo, nos trae los trastelones del paraíso más publicitado de su país: el pueblo costero de Nosara, donde se construyen más piscinas que viviendas sociales; y donde, en medio de las sonrisas y los bronceados de los turistas, migrantes sin garantías de nada construyen lujosas casas por pagos miserables, y habitantes originarios han sido desplazados por esa palabra que se extiende como una sombra densa por varios lugares de Centroamérica: la gentrificación.

En nuestra secciones fijas, nuestro director Carlos Dada nos deja la quinta entrega de su pódcast de entrevista Malas Compañías, y conversa con la hondureña Miriam Miranda, activista por los derechos de los garífunas, presidenta de la Organización Fraternal Negra de Honduras, y una de las personas que más puede explicar qué significa vivir en un país desigual y violento: ha sido amenazada, golpeada y secuestrada por defender lo que defiende, y ha tenido que sobreponerse al asesinato de varios miembros de su organización. Carlos Martínez, en su columna de audio cuervo ingenuo, ata dos hechos que, aunque parezcan incomunicados, son fragmentos de lo mismo: la muerte de su perra La Maga y su exilio como periodista. En la sección El Archivo de El Faro, les volvemos a poner en página un texto que permite entender mejor a la Mara Salvatrucha-13 y los posteriores años de terror vividos en El Salvador: El origen del odio.

En Estados Unidos se juzga a la mayor mafia salvadoreña que hayamos conocido en los últimos 33 años. Hemos hecho nuestro mejor esfuerzo para que este hito internacional no pase desapercibido y sea explicado a profundidad en nuestras páginas.

Desde donde estamos, regados por el mundo, intentamos seguir cumpliéndoles una de las apuestas centrales de El Faro: hacer que lo importante sea interesante.